Si, lo se, la vida se arma a fuerza de decisiones… lo se y lo pregono, pero no suelo cumplirlo. En muchos aspectos soy de los que eligen simplemente no elegir, quedarse parado, tranquilo, quietecito y sumiso ante el despiadado monstruo, el coco, que se hace realidad. (Y después confortarse en su cómoda situación de victima.) Y hay monstruos afuera y hay monstruos adentro. Hay cocos intermedios. Quizá al final sean todos un mismo monstruo grandote que está en todas partes y lo inunda todo (tu existencia limitada, tus movimientos obstruidos, modelados, domesticados, tus capacidades coartadas, condicionadas): él es el impedimento, la incapacidad de elegir aún teniendo opciones enfrente, él es la razón para no arriesgarte, el miedo, la moral, la precaución. Esa mano que no alcanza a asir lo que quiere del mundo, la boca cerrada, esa pregunta que no llega nunca a hacerse. Se queda atrapada. Se la come el monstruo. El coco no acaba con las opciones, pero te imposibilita para elegir entre ellas; no mata tus deseos pero los deja vivos sólo para recordarte que nunca se convertirán en placer. El coco se ríe de ti y te hace creer que eres tu el que estás riendo. Es la excusa para dejarte llevar. Es la cárcel, una cárcel de plata, oro y diamantes, llena de prerrogativas y lujos, comida gourmet, uniformes Louis Vuitton y una linda vista al mar. Con una ventana que te da acceso a un aire divino y a un lejano paisaje de ensueño. Una cárcel, al fin, que te construye, te protege de ti mismo y te martiriza, que te separa, te aísla, que media tus interacciones con los otros, que te defiende del mundo al tiempo que te va reformando y acabando de a poco.
(Es también el dolor, la aflicción, la llamada depresión, por estar adentro. Las ansias de salir, de escapar. El túnel y el entusiasmo de seguir cavando. Es la pala, es tu herramienta para seguir adelante. Es el juego y es el sentido del juego.
Si, es una cárcel inmensa donde, al final, en mayor o en menor medida, todos somos reos.)
(Es también el dolor, la aflicción, la llamada depresión, por estar adentro. Las ansias de salir, de escapar. El túnel y el entusiasmo de seguir cavando. Es la pala, es tu herramienta para seguir adelante. Es el juego y es el sentido del juego.
Si, es una cárcel inmensa donde, al final, en mayor o en menor medida, todos somos reos.)
//////-- El vídeo es de Homochic.com (en la dirección de la web puedes verlo con audio), y llegó a mi a tráves de Krautboys. --//////
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