22 dic 2007

“Salvar a los Elefantes” de Luis Enrique Belmonte

El otro día me compre “Salvar a los Elefantes” de Luís Enrique Belmonte, y me lo pude leer muy rápido porque además de ser muy pero muy bueno, es cortito. Yo conocía a este autor, por algunos poemas que había leído de él en Internet y en publicaciones periódicas, pero nunca había conseguido uno de sus libros. “Salvar a lo Elefantes” fue publicada en 2006, por la editorial de la Universidad Simón Bolívar, Equinoccio, y es la primera obra de ficción de Belmonte.

La historia trata de un señor suramericano (venezolano, según dice en la contraportada, y me supongo yo) sin nombre que vive en España con su novia Evelyne. Pero Evelyne, que se dedica a la música clásica, se ha ido durante el verano a Delft, Ámsterdam, para profundizar en sus conocimientos acerca de la música medieval en una especie de curso que guiará otro señor con quien al parecer “tiene su historia”. Mientras tanto, en Barcelona, su novio sin nombre se muere del calor en el peor agosto de su vida: Su nevera deja de enfriar y se tiene que conformar con la cerveza tibia, varios de sus vecinos mueren y otros más enloquecen, y todo parece producto del calor infernal. Su madre lo llama desde larga distancia para avisarle de la existencia de nuevos fármacos y la muerte de otra gente más; y mientras, él se empeña en salvar el mundo (comenzando por los elefantitos de Kenya) pero al final es muy poco lo que se puede hacer. Finalmente, todo resulta muy cómico a la vez que patético (creo que esa es la palabra: patético), pero no deja de dar risa. Aunque tampoco deja de ser un viaje profundo a la existencia inocua de un individuo solo, un poquito triste y sin oficio, que, por lo menos a mi, no dejó de recordarme al extranjero de Camus.

En fin, excelentísimo libro. Está conformado por un texto principal (la novela en si) y unos otros cuentitos (que se incluyen como “Anexos”) para completar el panorama acerca de lo extraña que es la vida, especialmente en ese barrio. Es un libro que yo le regalaría a cualquier persona (bueno, no a cualquiera, pero casi), creo que a casi todo el mundo le podría gustar.

19 dic 2007

¿Tener o ser? de E. Fromm

Ayer termine de leer este libro (¿Tener o ser?) que, según sé, fue el último que Erich Fromm publicó en vida. En éste nos encontramos con algunos lugares comunes del pensamiento frommiano: la necesidad de un cambio en la orientación del carácter de los seres humanos, o de la mayoría, para así alcanzar el cambio social que necesitamos, de lo contrario, pronostica este autor (y cita a otros que dicen lo mismo), nos convertiremos en autómatas deshumanizados idolatras de las máquinas y la técnica, y finalmente, el afán de dominio de unos individuos sobre otros, de unas naciones sobre otros, nos llevaran a una nueva guerra que en definitiva sería un suicidio masivo*. La cuestión es, según Fromm (y no es muy difícil constatarlo en la realidad, aún hoy, casi veinticinco años después de la publicación de este libro), que en realidad no estamos viviendo nuestras vidas como deberíamos, que estamos desperdiciando la experiencia de la vida y nos estamos quedando en lo superficial, literalmente, en lo que él llama el modo de existencia de tener. El cambio pues, debe darse hacia un modo de existencia de ser.

Este libro bien podría considerarse una síntesis de la filosofía social y ética y del pensamiento sociopsicoanalítico de Fromm. En él reduce las cinco orientaciones del carácter que había expuesto en Ética y Psicoanálisis a dos: tener y ser. Si antes había planteado la existencia de cuatro orientaciones, o modos de existencia, improductivos, dañinos para el ser humano, éstas pueden ser resumidas a una sola: la orientación al tener. Los cuatro caracteres improductivos serían: a) el carácter receptivo, b) el carácter explotador, c) el carácter acumulativo, y d) el carácter mercantil; entonces respectivamente los cuatro caracteres improductivos son formas en que se manifiesta la orientación al tener: a) sumisión, b) dominación, c) aislamiento, y d) indiferencia o intercambiabilidad. Por otra parte, el modo de existencia ser, es la expresión del carácter productivo; y es este “modo de existencia” el que tanto va a defender Fromm a lo largo de toda su obra.

Demás está decir que Fromm habla aquí, como en Ética y Psicoanálisis, de tipos ideales. Nadie tiene un carácter totalmente productivo, nadie tiene una orientación al ser, en la plenitud de su personalidad; pero tampoco nadie tiene un carácter totalmente improductivo. Por el contrario, tenemos aspectos diversos que nos dan una personalidad única, donde confluye lo genético y lo social, lo natural y lo cultural. Sin embargo, la sociedad nos induce hacia una forma determinada de existencia, nos transmite, a través de la familia y la escuela, un carácter social determinado, y de éste va a depender en gran medida la orientación que tengamos en nuestro carácter individual. Por tanto, la finalidad de los seres humanos no es adaptarse a la sociedad, no a cualquier sociedad, ya que la sociedad puede estar enferma y en ese caso transmitirá un carácter social improducto e insano a sus miembros. La solución es el cambio radical, la revolución ética, moral, política, económica, cultural y social, pero que tiene que partir del cambio individual. En este punto, el pensamiento de Fromm se vuelve un poco enmarañado y es difícil entender cuál es la solución, pues si la sociedad determina al individuo y el individuo a su vez determina la sociedad, es prácticamente imposible encontrarle salida a este circulo vicioso cuando uno y otro están enfermos. Fromm resuelve esto en la parte final de este libro, y, según entiendo, propone atacar el problema desde dos frentes: desde el Estado como instancia regulativa más no represiva (Fromm siempre defiende la libertad), y desde la ciudadanía consciente que logre transmitir su “mensaje de amor” a los demás individuos que aún se encuentren “enajenados”. Es decir, todo depende entonces de un grupo de individuos (políticos que alcancen el poder y ciudadanos que sirvan para expandir el cambio) que logren romper con las limitaciones que les impone la sociedad y el carácter social.

(Fromm a diferencia de otros autores, no enaltece una clase o un grupo particular como redentores de toda la humanidad, por el contrario considera esto casi un absurdo ya que prácticamente todos los individuos están imbuidos en el círculo vicioso del que son parte, tanto proletarios como burgueses, por lo tanto, la “salvación” no va a venir de una clase determinada sino de individualidades que hayan alcanzado un desarrollo humano y personal que les permita trascender sus “realidades”, y ver más allá. Este aspecto es una fortaleza del pensamiento frommiano en tanto no considera el mesianismo de un grupo particular como solución. Pero es, según mi opinión, también una debilidad en cuanto, a diferencia de Marx y Marcuse, entre otros, no pone en manos de nadie la batuta de la revolución, de la liberación humana, lo que hace más difícil explicar realmente cómo vamos a pasar de una sociedad totalmente enajenada a una sociedad verdaderamente libre).

Finalmente, algo que me parece destacable de este libro, así como de toda la obra de Fromm, es el enfoque psicológico y psicosocial que este autor da al socialismo, más allá de lo económico y lo político. La explicación del socialismo se da a partir del psicoanálisis individual de los seres humanos, de su carácter. El carácter individual es del que dependerá el cambio de toda la estructura social, sin embargo, el carácter individual, como ya dije, esta supeditado al carácter social. En resumen, el socialismo es un cambio radical en la estructura psicológica de los individuos y no un cambio superficial de valores, o lo que en muchos casos ha sido (mal) llamado socialismo: una sustitución de una elite dominante por otra. En este sentido, lo dice el propio Fromm (como muchos otros), el socialismo no se decreta, el socialismo se construye (de abajo hacia arriba, de arriba hacia abajo).**


* Esto último debe entenderse especialmente en el contexto que fue escrito este libro: la amenaza de una guerra nuclear entre la URSS y EEUU.

** Fromm plantea, de hecho, que los cambios necesarios para pasar del sistema imperante a un socialismo humanista y democrático, pueden darse incluso dentro del marco de las Constituciones de la mayoría de los países occidentales. Es interesante esto especialmente en el caso de Venezuela, en el contexto actual, donde se propone una “necesaria” reforma constitucional para poder instaurar el socialismo. Más interesante aún es cuando observamos la coincidencia entre el sistema venezolano que consagra la vigente Constitución (“democracia participativa”), y el sistema político que propone Fromm para que el socialismo sea una realidad. Fromm lo llama “democracia participante”.

14 dic 2007

¿de la democracia virtual a la democracia real?

Web 2.0 es una actitud más que una plataforma tecnológica, según nos dicen. Es la siguiente estación (la 2.0) de la Internet donde, a través de tecnologías diversas y novedosas que permiten hacer cosas que antes eran casi imposibles, ahora el usuario, el que se conecta, el que accede, tiene la oportunidad de interactuar activamente, haciéndose una realidad desde lo virtual la participación tan anhelada por la democracia política, real y tangible. Es pues, la democratización de la Internet; que ahora revierte la formula y nos da la oportunidad de cambiar, o mejor dicho, de comenzar a crear desde la virtualidad el sistema social y político que tanto hemos anhelado.

La Internet, con esta nueva “actitud”, podría servir mucho mejor que otras “instancias” tradicionales para instituir el sistema que deseamos. Los viejos modelos de educación, por ejemplo, ya no nos sirven de mucho. La educación formal, después de la familia, es la instancia piscosocial donde el sistema reproduce una determinada forma de ser de los individuos, lo que Fromm ha llamado el “carácter social”, que bien sirvan para los intereses del propio sistema. Una educación pasiva es pues la preparación y el condicionamiento de los individuos para la pasividad social y política, no en el sentido de inactividad, sino en el sentido de indiferencia ante el devenir histórico del que somos parte todos. La Internet podría ser un instrumento fundamental en la construcción de un nuevo paradigma (si es que no podemos prescindir de ellos) dentro y fuera de las aulas, en la reforma del pensamiento que postula Morín y que tan necesaria se nos vislumbra, y que Rigoberto Lanz machaca tanto en el contexto nacional. A juicio de este último sociólogo, por cierto, es necesario desmontar la ciencia y la forma en que se esta produciendo el conocimiento, pues desde la Internet puede comenzar a propiciarse el cambio.

Los medios de comunicación tradicionales, aquellos en los que la pasividad del usuario es un requerimiento indispensable, y donde el usuario deja de ser tal para convertirse en mero consumidor (de información, de entretenimiento, de cultura empaquetada), no calzan dentro de un modelo donde la participación sea la esencia misma de la democracia. La participación, y más aún la democracia, deben convertirse en un principio de vida y en valor moral, y más allá de eso, en un hecho práctico y concreto, diario y cotidiano que no se reduzca a elegir a quien nos va a dirigir, a quien nos vamos a subordinar. La consigna zapatista “mandar obedeciendo” debería ser la consigna de toda democracia realmente participativa. Que nuestros presidentes nos dirijan, si, pero escuchando siempre, primero, lo que el pueblo tenga que decirle.

Pero bueno, la cosa no es hacer política desde la Internet*, la cosa es que la Internet sirva para un cambio radical en nuestras vidas políticas y sociales. Que instrumentos como la Internet sirvan para fomentar un cambio radical en la cultural nuestra, para reformarnos el pensamiento, para dejar a un lado la concepción simplista y pasiva, y convertirnos en ciudadanos productivos (en el sentido frommiano), entender que somos actores activos en todos los procesos, que nuestra voz, la voz de todos, tiene que ser escuchada.


* Es decir, la propuesta no es que nos montemos todos a hacer paginas webs políticas, críticas y que versen sobre la necesidad del cambio social. Eso ayuda, pero a un nivel superficial, pues sólo convencen a los que ya están de por si convencidos. La propuesta es en cambio que la actitud de libre pensamiento y participación activa que impera en la Internet se traslade a la realidad real.

12 dic 2007

transgenicos en Vzla o verdades no dichas


Los transgénicos son organismo modificados genéticamente (OMG) que se utilizan en el proceso de producción de alimentos para agregarle propiedades (a través de genes) a las semillas o los cultivos, para beneficiosos exclusivos del productor. Mientras tanto, para el consumidor los efectos son diversos, nunca buenos, y pueden ir desde afecciones en órganos internos hasta cambios en la sangre, aunque en realidad las investigaciones (sesgo de por medio, ya que son financiadas por las mismas empresas que producen los OMG) hasta la fecha no han llegado a conclusiones definitivas acerca del daño que podría ocasionar estos alimentos, es decir, las posibilidades son infinitas, mientras tanto se registran alergias nuevas, por ejemplo, pero son pocos los que en el mundo se atreven a decir algo al respecto. Económicamente, salen afectados los pequeños productores agrícolas, acaparando esta rama de la economía las grandes empresas transnacionales productoras de los transgénicos, como Monsanto, la principal desde mediados de los noventas. También la ecología se ve afectada a causa de los OMG: la biodiversidad podría desaparecer paulatinamente y la destrucción de los ecosistemas cada vez es mayor. Pero, mientras todo esto es un hecho, especialmente en Venezuela NADIE DICE NADA. La mayoría no sabemos qué son ni qué efectos pueden tener estos alimentos, y lo que es peor, la mayoría desconoce que esta ingiriendo productos hechos en base a OMG. Para la "sociedad civil" venezolana organizada, por desconocimiento, por exceso de ocupaciones y preocupaciones político-partiditas, o por simple indiferencia, estos temas no tienen importancia. Y mientras que la ciencia y el Estado también guardan silencio (probablemente, por las mismas razones) la verdad es que la Harina P.A.N. (“nuestro pan de cada días”) esta hecho en base a un maíz modificado genéticamente conocido como MON810, pero como las leyes no lo prohíben y ni siquiera les exige colocar en su etiquetado esta información, la arepa que nos comemos todos los días pueden estar causándonos más daños que beneficios. Lo irónico es que al ser exportado este producto nacional, al ser vendido en mercados como el español (infectados de productos de este tipo) por exigencia legal se le coloca una etiqueta que lo identifica como transgénico. Nosotros, mientras tanto, comemos arepas transgénicas y NADIE NOS DICE NADA al respecto, estos temas se toman como minúsculos en nuestro país. Lo más triste es que a los consumidores extranjeros de nuestros productos nacionales si se les da la opción de elegir si quieren comprar y consumir este tipo de alimentos, mientras que a nosotros no. Pero finalmente queda la más preocupante de las cuestiones, ¿además de la Harina P.A.N., cuántos alimentos transgénicos estamos ingiriendo a diario sin saber que lo hacemos y sin conocer las implicaciones de ello? Si alguien lo sabe, pues sería bueno que lo dijera, fuerte y alto, para, por lo menos, estar conscientes de lo que nos estamos comiendo.

Más información sobre OMG: greenpeace.org

8 dic 2007

unos y otros.

Lo más paradojico es que el discurso de unos no es distinto del discurso de los otros, así como tampoco es distinto lo que dicen unos acerca de los otros, la clave está pues en la diferenciación entre unos y otros, y en que de estos unos y otros, unos son un "nosotros" y los otros son enemigos "nuestros". El detalle está en el vacio que hay en los discursos, y que el contenido no esta lleno sino con consignas del tipo: apoyame porque tenemos que estar juntos para acabar con el contrario. Cuando unos y otros hablan de pueblo, no hablan del pueblo, hablan de un pueblo, una parte de éste, los "nuestros", es decir, cuando proclaman su triunfo, unos y otros, es totalmente coherente que digan que gano pueblo, pero no el pueblo, ganó una parte del pueblo, ganó "su" parte del pueblo, la parte que los apoya, los sigue y los hace, pero no el pueblo como totalidad. Si ganó el pueblo es porque también perdió el pueblo, porque todas aquellas personas que votaron por una opción distinta y contraria, ¿no son pueblo acaso? Si unos dicen que perdió el pueblo, los compatriotas y los camaradas que querían lo mejor para el país, ¿qué son los otros entonces, los que votaron por la opción que resulto ganadora?... Si ganó Venezuela, qué son, o de dónde son, los otros que votaron por la opción contraria, de dónde vienen y dónde están si no en Venezuela. Son las cosas que hay que ver en un momento tan delicado de extrema polarización y politización-partidista, son las cosas que hay que cuidar si de verdad se quiere llegar a algun concenso, si de verdad se quiere hallar una salida hacia no una Venezuela, sino muchas venezuelas (con minúsculas todas, hasta las que detenten el poder) que puedan convivir juntas, en un mismo territorio y bajo un mismo regimen, que voten por opciones distintas y contrarias y no sean por ello más o menos venezuela.