7 jun 2009
27 may 2009
the fame
Me pregunta mi hermana (muy neófita ella) «¿La gente gana dinero con los blogs?». «No», respondo yo. «Entonces por qué le hacen tanta propaganda», continua ella. «Porque la gente quiere ser famosa», respondo yo, y concluye la conversación al respecto. Debo destacar que mi hermana, hasta donde se, ni siquiera está enterada de la existencia de mi blog, con lo que no quiero excluirme de ese grupo de personas («todo-el-mundo») que quiere «ser famoso o famosa», yo también quiero, sólo que me da miedo.
11 may 2009
lo que ocultan ciertas sonrisas o el ¿por qué se ahorcan los nórdicos?
Eso de creer que alguien es plenamente feliz y que nada perturba su paz me parece que es un pensamiento demasiado ingenuo, demasiado distante de la realidad, y lo he comprobado con experiencias propias y ajenas. Están, por ejemplo, los que creen que uno es feliz y que la vida para uno es de color rosa y esta forrada de malvaviscos por todas partes. Y no, obviamente, no es así. También he visto personas que creen que este tipo o aquella no le “paran” a nada siendo que después de conocerlo o conocerla mejor se dan cuenta que sus vidas son un desastre y que están peor que ellos mismos, casi al borde del precipicio con una hojilla en la mano derecha y un frasco de somníferos en la izquierda. Por último, me ha pasado que en algún momento he pensado “que lo máximo ese ser que simplemente vive la vida como le da la gana sin pararse en detalles incómodos”. Pues, en todos los casos, es una gran mentira. La gente siempre tiene cosas de que preocuparse, la gente siempre tiene problemas, la vida nunca es totalmente placentera y la felicidad es una cosa tan difícil de definir que yo personalmente he dejado de creerle a cualquiera que me diga que es verdaderamente feliz.
Si alguien te habla de esa persona que no se preocupa por nada y que es demasiado feliz, y que lo máximo su vida llena de colores pasteles; lo único que puedes saber con seguridad es esa persona que habla no conoce realmente a la otra. Te aseguro que si se acerca un poquito más verá que estaba equivocada, muy equivocada. Nunca se tiene todo. Y es que, realmente, que aburrido sería si uno no tuviera que preocuparse de nada, que rutinaria sería la vida. Sería ultra sucidante el hastió… sino miren los nórdicos como “siempre y siempre sin excepción se matan”*.
Si alguien te habla de esa persona que no se preocupa por nada y que es demasiado feliz, y que lo máximo su vida llena de colores pasteles; lo único que puedes saber con seguridad es esa persona que habla no conoce realmente a la otra. Te aseguro que si se acerca un poquito más verá que estaba equivocada, muy equivocada. Nunca se tiene todo. Y es que, realmente, que aburrido sería si uno no tuviera que preocuparse de nada, que rutinaria sería la vida. Sería ultra sucidante el hastió… sino miren los nórdicos como “siempre y siempre sin excepción se matan”*.
* NÓRDICOS
Los nórdicos siempre
y siempre sin excepción
se matan.
Los nórdicos pasean
por Zúrich y por Viena y por Estrasburgo
en busca de un comercio nórdico
donde adquirir cinturones de cuero resistentes.
Antes de comprar los cinturones
los nórdicos tiran de sus extremos con firmeza
para comprobar su resistencia.
Los nórdicos conducen entonces sus Volvos
por los bosques que circundan
Zúrich y Viena y Estrasburgo
en busca de un árbol de tronco grueso
dotado de gruesas ramas
que soporten su peso nórdico.
Los nórdicos se ahorcan
precisamente con sus cinturones de cuero recién adquiridos
del árbol más propicio para ahorcarse.
Los nórdicos son hallados más tarde ya cadáveres
por otros nórdicos
quienes se ven compelidos a la penosa tarea
de cortar el cinturón y bajarlos del árbol.
Los nórdicos se distancian así
con sus cinturones y sus bosques y sus ahorcamientos
a millas de distancia
en un record de suicidios
ya totalmente imbatible.
Los nórdicos son gente acomodada y solvente
a menudo gente rica
y siempre gente cultivada.
¿Por qué se ahorcan los nórdicos?
Solamente el ser acomodado y solvente
y muy precisamente rico
y especialmente cultivado
ofrece espacio y perspectiva y tiempo
para adquirir ya plena consciencia
de lo que hubo
de lo que hay
de lo que
habrá.
(poema de Sergi Puertas de Yo Tampoco, Tú También)
1 may 2009
el fatalismo en pleno
"No sé con que armas se librará la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta Guerra Mundial usarán palos y piedras". Einstein
Cuando era pequeño recuerdo que mi madre solía decir –a propósito de esas películas gringas sobre el fin de los tiempos o de las predicciones apocalípticas que pasaban siempre en programas especiales los domingos en la noche por Venevisión– que ella no creía que el fin del mundo fuera así como lo pintaban. Para ella, en resumen, el mundo simplemente se acaba cuando uno se muere… y listo. Y probablemente tenga algo de razón. Era una forma rápida y limpia de resolver el problema. Sin embargo, más allá de Nostradumos y Armagedon, hay síntomas en el mundo que hacen pensar en la (basta) posibilidad de que el mundo se acabe y con él todos los que vivimos aquí.
1. Todo el mundo habla de la gripe porcina (de cochino, cochina, tocineta, del chicharrón, tocina, o como sea que el payaso de tu grupo la suela llamar), una epidemia con posibles alcances mundiales, lo que lo convierte en una pandemia. Una pandemia es, literalmente, una enfermedad que alcanza a toda la población; es decir, técnicamente (como dice Wikipedia) “debería cubrir el mundo entero y afectar a todos. Afortunadamente no ha habido una pandemia en ese sentido de la palabra”. Sin embargo, ha habido pandemias de pandemias, y es importante aclarar que no es lo mismo hablar de una pandemia hace 1500 años atrás que referirse a una en el mundo tal y como lo conocemos y lo vivimos en la actualidad. El mundo moderno, ese señor que supuestamente nos colma de tantas felicidades, nos ha interconectados a todos, y cualquier peste del pasado que, por abarcar a más de tres países se pintaba como catastrófica, hoy no tiene comparación con lo que puede llegar a pasar. La globalización nos ha conectado tanto que hoy, más que nunca, el aleteo de una mariposa en Indonesia puede hacer que la bolsa de valores de New York se vaya a pique de manera irremediable. Muestra de ello es el SIDA, una verdadera pandemia que a pesar de que sus vías de contagio no son a través de acciones tan simples y cotidianas, lograron expandirse por todo el mundo, literalmente hablando; imaginemos ahora eso mismo pero con una gripe que se puede “pegar” hasta por respirar el mismo aire de una persona contagiada. Evidentemente, el avance técnico que también es parte de la modernidad hace que la situación actual, por fortuna, tampoco tenga precedentes en la historia. Como leí en un artículo en Internet: en 1918, por ejemplo, cuando también hubo una fuerte epidemia de gripe con grandes pérdidas humanas, aún no se sabía lo que un virus era y la ciencia, en general, no estaba tan “avanzada” como lo está hoy en día.
2. Por otra parte, como refiere Edds, el 26 de abril fue el aniversario del desastre de Chernobyl; lo que sirve como para recordarnos las consecuencias que nuestro indiscutido progreso puede traer. En este caso, al menos, hablamos de un “accidente”; o sea, el desastre no estaba entre los objetivos iniciales. Pero pensemos en los desastres inducidos que han nacido en los laboratorios, que han sido parteadas por los científicos probablemente más alucinantemente brillantes de nuestra época: es Hiroshima y es Nagasaki como los ejemplos más emblemáticos de lo que la ciencia puede hacer y de los alcances que, gracias a la ciencia, puede tener la destrucción. Entonces, accidentales o no accidentales, la ciencia, pese a que nos puede salvar de una nueva peste bubónica también puede destruirnos sin si quiera pretender hacerlo (probablemente con mucha más rapidez y efectividad que cualquier pandemia). Algunos estudios ya dan una fecha tope para el planeta tal y como lo conocemos: el agua que puede ser consumida por humanos se está agotando y, aunque parezca una formulación extremista, quizá en un futuro no muy lejano el aire verdaderamente puro y sano nos venga embotellado y tengamos que pagar por él. (Sino, piénsese en lo absurdo que le debió parecer a la gente de hace 150 años la idea de pagar por agua.) Y así, el fin del mundo se encuentra en potencia en la tecnología que usamos a diario calentando el globo, en el agua que consumimos y asumimos que nunca se va a acabar, en sacar de una quizá muy limpia investigación científica sobre la separación del átomo el arma de destrucción masiva que puede acabar con una comunidad, una ciudad, un país, un planeta. Son los humanos y sus creaciones, es la guerra entre países o la guerra dentro de países, es el asesinato como pasatiempo, en diferentes dimensiones con diferentes justificaciones; es la granada que el niño encontró en su casa y la llevó a su escuela y le explotó en las manos; es la necesaria decisión: ¿le doy las llaves del carro, renunció así sin resistir a lo que tanto me costo (dinero y esfuerzo) conseguir, o trato de huir, trato de mediar palabras, me resisto a expensas de que me pegue un tiro? ¿será de verdad la pistola o de mentira?
Si, por eso, la seguridad es una ilusión.
Antes, cuando mi mamá decía eso de que el mundo se acaba simplemente cuando uno se muere, reduciéndolo todo a una cuestión meramente subjetiva, yo protestaba y defendía las tesis esas que me vendían como entretenimiento en la televisión, pero sólo porque me parecían más emocionantes y más divertidas. Un meteorito o una invasión extraterrestre exterminadora de todo. Ahora, sin embargo, sigo pensando que el final podría ser algo totalmente objetivo: el mundo de verdad se puede acabar, pero ya las teorías de las películas gringas no me convencen tanto. El fin del mundo no vendrá de la mano de nada ni nadie externo a nuestro propio mundo.
La muerte esta entre nosotros y, al final, aun si logramos sobrevivir a la gripe porcina o a cualquier otra peste negra seguramente nos terminaremos matando unos con otros.
1. Todo el mundo habla de la gripe porcina (de cochino, cochina, tocineta, del chicharrón, tocina, o como sea que el payaso de tu grupo la suela llamar), una epidemia con posibles alcances mundiales, lo que lo convierte en una pandemia. Una pandemia es, literalmente, una enfermedad que alcanza a toda la población; es decir, técnicamente (como dice Wikipedia) “debería cubrir el mundo entero y afectar a todos. Afortunadamente no ha habido una pandemia en ese sentido de la palabra”. Sin embargo, ha habido pandemias de pandemias, y es importante aclarar que no es lo mismo hablar de una pandemia hace 1500 años atrás que referirse a una en el mundo tal y como lo conocemos y lo vivimos en la actualidad. El mundo moderno, ese señor que supuestamente nos colma de tantas felicidades, nos ha interconectados a todos, y cualquier peste del pasado que, por abarcar a más de tres países se pintaba como catastrófica, hoy no tiene comparación con lo que puede llegar a pasar. La globalización nos ha conectado tanto que hoy, más que nunca, el aleteo de una mariposa en Indonesia puede hacer que la bolsa de valores de New York se vaya a pique de manera irremediable. Muestra de ello es el SIDA, una verdadera pandemia que a pesar de que sus vías de contagio no son a través de acciones tan simples y cotidianas, lograron expandirse por todo el mundo, literalmente hablando; imaginemos ahora eso mismo pero con una gripe que se puede “pegar” hasta por respirar el mismo aire de una persona contagiada. Evidentemente, el avance técnico que también es parte de la modernidad hace que la situación actual, por fortuna, tampoco tenga precedentes en la historia. Como leí en un artículo en Internet: en 1918, por ejemplo, cuando también hubo una fuerte epidemia de gripe con grandes pérdidas humanas, aún no se sabía lo que un virus era y la ciencia, en general, no estaba tan “avanzada” como lo está hoy en día.
2. Por otra parte, como refiere Edds, el 26 de abril fue el aniversario del desastre de Chernobyl; lo que sirve como para recordarnos las consecuencias que nuestro indiscutido progreso puede traer. En este caso, al menos, hablamos de un “accidente”; o sea, el desastre no estaba entre los objetivos iniciales. Pero pensemos en los desastres inducidos que han nacido en los laboratorios, que han sido parteadas por los científicos probablemente más alucinantemente brillantes de nuestra época: es Hiroshima y es Nagasaki como los ejemplos más emblemáticos de lo que la ciencia puede hacer y de los alcances que, gracias a la ciencia, puede tener la destrucción. Entonces, accidentales o no accidentales, la ciencia, pese a que nos puede salvar de una nueva peste bubónica también puede destruirnos sin si quiera pretender hacerlo (probablemente con mucha más rapidez y efectividad que cualquier pandemia). Algunos estudios ya dan una fecha tope para el planeta tal y como lo conocemos: el agua que puede ser consumida por humanos se está agotando y, aunque parezca una formulación extremista, quizá en un futuro no muy lejano el aire verdaderamente puro y sano nos venga embotellado y tengamos que pagar por él. (Sino, piénsese en lo absurdo que le debió parecer a la gente de hace 150 años la idea de pagar por agua.) Y así, el fin del mundo se encuentra en potencia en la tecnología que usamos a diario calentando el globo, en el agua que consumimos y asumimos que nunca se va a acabar, en sacar de una quizá muy limpia investigación científica sobre la separación del átomo el arma de destrucción masiva que puede acabar con una comunidad, una ciudad, un país, un planeta. Son los humanos y sus creaciones, es la guerra entre países o la guerra dentro de países, es el asesinato como pasatiempo, en diferentes dimensiones con diferentes justificaciones; es la granada que el niño encontró en su casa y la llevó a su escuela y le explotó en las manos; es la necesaria decisión: ¿le doy las llaves del carro, renunció así sin resistir a lo que tanto me costo (dinero y esfuerzo) conseguir, o trato de huir, trato de mediar palabras, me resisto a expensas de que me pegue un tiro? ¿será de verdad la pistola o de mentira?
Si, por eso, la seguridad es una ilusión.
Antes, cuando mi mamá decía eso de que el mundo se acaba simplemente cuando uno se muere, reduciéndolo todo a una cuestión meramente subjetiva, yo protestaba y defendía las tesis esas que me vendían como entretenimiento en la televisión, pero sólo porque me parecían más emocionantes y más divertidas. Un meteorito o una invasión extraterrestre exterminadora de todo. Ahora, sin embargo, sigo pensando que el final podría ser algo totalmente objetivo: el mundo de verdad se puede acabar, pero ya las teorías de las películas gringas no me convencen tanto. El fin del mundo no vendrá de la mano de nada ni nadie externo a nuestro propio mundo.
La muerte esta entre nosotros y, al final, aun si logramos sobrevivir a la gripe porcina o a cualquier otra peste negra seguramente nos terminaremos matando unos con otros.
29 abr 2009
el morbo como arte y la excibión como novela... o simplemente el Facebook
Es un poco demente el grado de exposición que hemos alcanzado a través de páginas como Facebook. Exposición de lo privado que ya, aparentemente, no lo es. Obviamente, es una moneda con sus dos lados: de un lado esta el morbo del que observa, y del otro lado está el exhibicionismo del que se muestra, ese (uno) que pone su vida como en una vitrina. Es fácil, hoy mas que nunca, llegar a conocer a alguien, aunque, claro, siempre está el factor teatral: al fin y al cabo, eso que llegamos a conocer es lo que la persona quiere que conozcamos de ella, lo cual no necesariamente se corresponde con lo que ella es (y de ahí podríamos pasar a discutir si SOMOS realmente algo, y así pasaríamos toda la vida encadenando temas hasta llegar a viejos y morir.)
Ajá. Esta por un lado la satisfacción de ser visto y por el otro la satisfacción de, simplemente, ver; pero más allá de eso está esa vinculación que uno (espectador y actor) crea con el otro (también espectador y actor). Digamos que Internet ha permitido que las redes sociales se expandan tanto que ya no es necesario conocer (en el más amplio sentido de la palabra) a una persona para compartir con ella su vida. Si si, a lo mejor es que yo soy un chismoso, psicópata, sin oficio, acosador silente o curioso patológico, pero digame usted, si no es para que la gente enferma como yo se entere, para que entonces esa otra gente hace pública su vida a través de sus status-fotos-comentarios-notas en Facebook. Además mi curiosidad no es mal intencionada, que si Boquitas Pintadas esta “narrada” a través de notas de prensa, cartas, extractos de diarios y cosas por el estilo (todo ficticio, claro), alguien podría escribir una novela uniendo status, comentarios, fotos, notas, test realizados, información general, publicaciones en el muro, estados sentimentales, etc. Y ese alguien, quién quita, podría ser yo. Que si el Facebook le sirve de algo al FBI ¿por qué no puede servirle también al arte literario?
{ ¿es ese Mr. Facebook o es el Big Brother? }
Ajá. Esta por un lado la satisfacción de ser visto y por el otro la satisfacción de, simplemente, ver; pero más allá de eso está esa vinculación que uno (espectador y actor) crea con el otro (también espectador y actor). Digamos que Internet ha permitido que las redes sociales se expandan tanto que ya no es necesario conocer (en el más amplio sentido de la palabra) a una persona para compartir con ella su vida. Si si, a lo mejor es que yo soy un chismoso, psicópata, sin oficio, acosador silente o curioso patológico, pero digame usted, si no es para que la gente enferma como yo se entere, para que entonces esa otra gente hace pública su vida a través de sus status-fotos-comentarios-notas en Facebook. Además mi curiosidad no es mal intencionada, que si Boquitas Pintadas esta “narrada” a través de notas de prensa, cartas, extractos de diarios y cosas por el estilo (todo ficticio, claro), alguien podría escribir una novela uniendo status, comentarios, fotos, notas, test realizados, información general, publicaciones en el muro, estados sentimentales, etc. Y ese alguien, quién quita, podría ser yo. Que si el Facebook le sirve de algo al FBI ¿por qué no puede servirle también al arte literario?
{ ¿es ese Mr. Facebook o es el Big Brother? }
26 abr 2009
21 abr 2009
"bueno, no soy tan malo"
pablö dice (04:41 p.m.):
bueno, no soy tan malo
pablö dice (04:41 p.m.):
aunque este secreto cada vez siento que es asi de verdad como un secreto, de una novela o algo asi
[b] //gөηŻạlΘ//[/b] dice (04:42 p.m.):
:P nop, no lo eres, solo estoy jugando contigo
[b] //gөηŻạlΘ//[/b] dice (04:42 p.m.):
bueno, hay cosas que la gente simplemente no deberia saber
pablö dice (04:43 p.m.):
si, supongo
pablö dice (04:43 p.m.):
el conocimiento te hace libre... hay gente que no merece ser libre
[b] //gөηŻạlΘ//[/b] dice (04:43 p.m.):
la ignorancia te mantiene feliz
[b] //gөηŻạlΘ//[/b] dice (04:43 p.m.):
mucha gente merece ser feliz
pablö dice (04:44 p.m.):
todo puede ser visto desde dos puntos de vista, viste?
pablö dice (04:44 p.m.):
que miedo
17 abr 2009
"You Couldn't be Ordinary If You Tried"
Debo admitirlo: soy Mena Suvari en American Beauty. No, no soy porrista ni quiero serlo. No soy virgen y si lo fuera no lo ocultaría. No soy rubia tampoco. En lo que me parezco a ella es en que odio, como ella, ser «uno más del montón». Secretamente siempre me he identificado con esa escena en la que el adolescente narco le dice a Mena, para herir su ego de porrista, que ella no es más que una chica tan ordinaria y común como las demás; y Mena sale corriendo desconsolada, llorando. Para mi es horrible ser una figurita intercambiable, es algo que siempre he odiado incluso antes de tener claro que lo odiaba. Por eso me molesta un poco haberme cortado el cabello. Si, mis padres me aman más desde que lo hice y mi hermana ahora si admite con orgullo que nos parecemos. Mis abuelos casi hicieron una fiestica en honor al nuevo look, y la mayoría de las personas ha hecho buenos comentarios acerca del cambio (para mejor, según ellos). Es posible, también, que mi aspecto sea más limpio ahora e, incluso, más fácil de llevar (si no me quiero peinar, simplemente me pongo una gorra y no hay ni cabellos que salgan por los lados). Pero (apartando las reservas que tengo acerca de este corte en particular, que creo que no va del todo con la forma de mi cara) cuando veo mi reflejo en alguna vidriera de algún centro comercial siento que me parezco tanto a los niños esos que me circundan y que creen comerse al mundo con sus cabellos engelatinados y sus actitudes wannabe, que me pongo un poquito triste. El reflejo me recuerda un poco a las palabras del narco adolescente.
Si, lo se, es vacío, es estúpido, es superficial hablar de mi cabello como si fuese mi identidad. Pero igual creo que lo dejare crecer de nuevo.
Aunque esperare mejor cuando ya no viva con mis padres.
Si, lo se, es vacío, es estúpido, es superficial hablar de mi cabello como si fuese mi identidad. Pero igual creo que lo dejare crecer de nuevo.
Aunque esperare mejor cuando ya no viva con mis padres.
15 abr 2009
Womanizer, womanizer, womanizer (8)
SEGÚN MI ORDEN DE PREFERENCIA:
1 Cover de Smiily. Me encanta él y su música. Y su cabello y su imagen. También es buena la versión que hace de "Do you really want to hurt me" (de Culture club), puedes escucharla en su MySpace.
2 Cover de Lily Rose Beatrice Allen, mejor conocida como Lily Allen. Ella es linda y su música también.
3 Y la versión original de Britney Spears. Démosle el crédito de haber sido la primera.
1 Cover de Smiily. Me encanta él y su música. Y su cabello y su imagen. También es buena la versión que hace de "Do you really want to hurt me" (de Culture club), puedes escucharla en su MySpace.
2 Cover de Lily Rose Beatrice Allen, mejor conocida como Lily Allen. Ella es linda y su música también.
3 Y la versión original de Britney Spears. Démosle el crédito de haber sido la primera.
13 abr 2009
la Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género... aunque no quieras
Se ha dicho mucho estos últimos días acerca de la posibilidad de que se legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo en nuestro país. De entrada, hay que aclarar que aquí no está en juego que nos vayamos a poder "casar" o no… esa sigue siendo una prerrogativa heterosexual promulgada por nuestra Constitución. Lo que tenemos ante nosotros es la posibilidad de establecer una relación legalmente reconocida, similar al matrimonio entre personas del mismo sexo, que llevaría el nombre de "asociaciones de convivencia". Pero, dado el escenario, tampoco nos hagamos demasiadas ilusiones con ello.
La cuestión en los actuales momentos, según entiendo, es la siguiente: en la Asamblea Nacional se está discutiendo un proyecto de Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género y, en tal contexto, la diputada Romelia Matute ha propuesto que se incluya como parte de su articulado, lo siguiente:
El escenario, por hostil que sea, actualmente se pinta más favorable que nunca: está la propuesta, los grupos se están organizando, están presionando, están molestando, haciéndose escuchar, incluso nos han facilitado el trabajo y han creado acciones y medios, para que sólo quede tomarlos y usarlos o hacerlos realidad. Al final, aún y cuando no se apruebe el famoso artículo me parece que es un buen momento para actuar, para exigir, para no quedarse callado. Que salir del closet no es solo declararse diferente, hay otros closets mucho más arraigados. Hay que empezar a salir de esos también.
La cuestión en los actuales momentos, según entiendo, es la siguiente: en la Asamblea Nacional se está discutiendo un proyecto de Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género y, en tal contexto, la diputada Romelia Matute ha propuesto que se incluya como parte de su articulado, lo siguiente:
Articulo 8. Toda persona tiene el derecho a ejercer la Orientación e Identidad Sexual de su preferencia, de forma libre y sin discriminación alguna. En consecuencia, el Estado reconocerá las asociaciones de convivencia constituidas entre dos personas del mismo sexo, por el mutuo acuerdo y el libre consentimiento, con plenos efectos jurídicos y patrimoniales.Por otra parte, la diputada Marelis Pérez Marcano, presidenta de la Comisión Permanente de Familia, Mujer y Juventud, ha truncado la iniciativa al afirmar (y con ello confirmar el ridículo conservadurismo imperante en nuestro país) que la propuesta de la diputada Matute es simplemente eso, una propuesta. Lo que está en discusión (en su segunda discusión ya en la Asamblea Nacional) es el proyecto de ley, más no el artículo en cuestión. O sea, la ley, tal como esta siendo discutida, no contempla ni matrimonio gay ni asociaciones de convivencia ni nada por el estilo, cuando mucho una mísera concesión:
Quien en ejercicio de la libertad a que se refiere el presente artículo cambiare de género por causas quirúrgicas o de otra índole tiene derecho al reconocimiento de su identidad y la expedición o modificación de los documentos asociados a la identificación. Así mismo, el estado garantizará los medios médicos asistenciales que sean necesarios para su cabal inserción y reconocimiento social en condiciones de igualdad.
Articulo 8. El derecho a toda persona a vivir una sexualidad placentera, responsable y libremente decidida y la capacidad de ejercer la orientación sexual e identidad sin discriminación y en condiciones de igualdad.Ese artículo que propone Matute queda para después. Una cuestión pendiente que, en manos de nuestra "revolucionaria" Asamblea, difícilmente deje de ser eso: una cuestión pendiente. La vindicación de los derechos de cualquier grupo humano depende de la lucha de sus miembros por ejercerlos. Porque, si, puede que todos nazcamos con derechos fundamentales, pero es un hecho que ya en este mundo algunos somos privados de ellos. ¿Qué hacer entonces? No se trata de que queramos casarnos o no, no se trata de que tengamos con quien o no, tampoco se trata de que no quiera quedarme en la calle cuando mi novio se muera y venga su familia a botarme de la casa que juntos compramos. En esencia, no se trata de nada de eso, se trata más bien de que tenemos derechos y debemos reclamar que se cumplan, o lo que es lo mismo, es hora de exigir ser considerados más que ciudadano de segunda categoría. El hecho de que yo, en este momento, no me quiera casar (ni unir ni asociar), el hecho de que no tenga con quien, el hecho de que no tenga nada que perder o ganar con ello, no me hace ajeno al asunto.
El escenario, por hostil que sea, actualmente se pinta más favorable que nunca: está la propuesta, los grupos se están organizando, están presionando, están molestando, haciéndose escuchar, incluso nos han facilitado el trabajo y han creado acciones y medios, para que sólo quede tomarlos y usarlos o hacerlos realidad. Al final, aún y cuando no se apruebe el famoso artículo me parece que es un buen momento para actuar, para exigir, para no quedarse callado. Que salir del closet no es solo declararse diferente, hay otros closets mucho más arraigados. Hay que empezar a salir de esos también.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)