6 may 2008

la casa, una casa; la familia, una familia

Ya estoy un poco cansado de escribir (y de pensar) siempre de (y en) lo mismo, pero es inevitable, como se entenderá. Mi vida, lo que va a ser de ella, y lo que estoy haciendo, a duras penas, con ella, es tan confuso y difuso que me da miedo y me deprime. Pero el tema de este post no es (como lo han sido otros) sólo un largo lamento de mi situación de forma general, aquí seré más puntual aunque sin que deje de tener estrecha relación. Y es que esto es, en gran parte, la raíz y fuente de mi frustración actual. El tema es que estoy harto de vivir con mis padres y con mi hermana, estoy harto de esta casita, y sus paredes, sus reglas y sus santas costumbres domesticas. En realidad, creo que siempre he estado un poco harto, pero la cuestión se agrava porque, según estaba contemplado en mis sueños, planes y fantasías a futuro, yo me graduaría felizmente en un tiempo considerablemente breve, comenzaría a trabajar, también felizmente, y, felizmente, lograría independizarme (luego me iría de mi pueblo, estudiaría otra cosa, preferiblemente, en la capital, etc. etc.). Todo esto ahora parece tan lejano que me aterra.

El problema en mi casa es complejo. Yo no soy una persona demasiado sociable, y aunque tengo cierta disposición para escuchar los problemas de los demás, me aburre infinitamente escuchar una y otra vez los mismos problemas, por ejemplo, de mi hermana, y más aún, me obstina la espera obligada de una respuesta, de un consejo, de una opinión. Odio además, la hipersociabilidad de ella, que cada dos meses consigue una o dos amiguitas del alma nuevas y las mete día y noche en la casa, que no es suficientemente grande como para que cada quien tenga un espacio totalmente apartado.

Sueño con el día que me vaya con mis pocas pero preciadas pertenencias en una maleta para ya no volver sino de visita, no porque odie a mis padres ni a mi hermana (obviamente, los quiero), ni el espacio en el que he crecido durante estos últimos años, sino porque anhelo tener mis cositas y decidir que hacer con ella; y cuando digo tener mis cositas y decidir que hacer con ellas me estoy refiriendo también al espacio, al ruido y al silencio, así como a todo lo demás.

A lo mejor en el futuro (esperemos que en el más cercano posible) extrañe todas estas cosas de las que hoy quiero huir (y tengo la certeza de que el cariño hacia mi familia se hará mayor cuando ya no tenga que verlos a diario y en todo momento); pero estoy casi seguro también de que nunca querré volver a donde estoy ahora o, por lo menos, no en las condiciones de las que, casi desesperadamente, quiero salir hoy.

1 comentario:

inespoe@gmail.com dijo...

Hola Pablito:

Pues no te ha tocado una como la que me tocó a mi :harta de mis padres, deseando huir, deciden construir en mi casa ¡Oh destino! he tenido que dormir con mis padres en un diminuto cuarto por 4 meses ¿Te parece bonito? No hablemos de cómo vive la gente en cuba, en fin.

Yo me he mudado, pago todo mi sueldo en un apartamento y te puedo decir : Es lo mejor que hay en el mundo. No me importa pagar lo que sea por la tranquilidad maravillosa de vivir sola. Así que buena suerte, Pablito, lo que puedes hacer, por ahora, es alquilar una habitación y vivir encerrado en un cuarto (también funciona) Felices noches...