12 ago 2008

lo viejo, lo nuevo y lo que aún no existe

Hace unos días tomé la decisión de eliminar definitivamente los archivos de mis antiguos blogs, pero después de leer algunos post, decidí no hacerlo. La cuestión es que cuando uno tiene la posibilidad de ver hacía atrás se da cuenta de lo paradójica que es la vida, de cómo cambian las cosas (de cómo otras cosas permanecen igual) y, en este caso particular, de cómo comparativamente logra uno refinar las ideas a transmitir y los medios para hacerlo. Veamos, por ejemplo:

I

24/11/03… “Ya lo he decido, es definitivo (¿?) voy a seguir en la carrera de Sociología. [..]”

Entrar en sociología fue algo así como un evento fortuito en mi vida. Estudiaba informática (por razones que no vienen al caso, pero baste decir que no tenían nada que ver con eso que llaman vocación; ni siquiera, una mínima inclinación) y, en vista de que ya tenía un cero en mi record académico, otras materias por debajo de cinco en una escala de diez y una frustrante sensación de estar en algo que no tenía nada que ver conmigo ni con lo que yo quería para mí, decidí cambiarme a castellano y literatura. Por cosas de la vida, los cambios para esa carrera estaban suspendidos, así que me termine cambiando para sociología, y al final, la termine amando. Ese post lo escribí hace casi cinco años, lo que quiere decir que debería estar graduándome este año. Pero problemas a consecuencia del cambio de carrera y otras cosas ajenas a mi voluntad (problema en la universidad, por ejemplo) hacen que todo sea un poco mas tardado. Aún así espero graduarme, como máximo, el año que viene.

II

15/01/04… “Yo quiero ser como Horacio Oliveira cuando sea grande, y tener un amigo como Manolo Traveler, vivir en París y saber de Descartes lo mismo que de kibbutz, del materialismo histórico y de Heráclito. [..]”

Acababa de leer Rayuela (de Cortázar) o estaba leyéndolo aún. Ame a Oliveira. Aún lo amo un poquito. Esto aún sigue en píe.

III

21/01/04… “Yo creo que el mayor problema de todos mis problemas y defectos es la inseguridad, y no puedo hacer nada (en realidad si puedo, pero es difícil cambiar, y esos libritos de autoayuda en realidad no hacen los milagros que prometen). [..] es que lo que más me aterra es que la gente se entere, de hecho, no soy amanerado ni me gusta serlo, pero cuando alguien, por X razón, insinúa que yo soy gay, eso me afecta demasiado. [..]”

Sigo siendo inseguro, un poco menos que antes, pero ese sigue siendo un problema por resolver en mí, pero finalmente asumí feliz que soy molecularmente gay, las puestas en duda de mi recta masculinidad ya no me afectan como antes y si parezco o no amanerado ni siquiera es algo que suelo plantearme. Soy hasta un gay orgulloso de lo que soy (pero gay no es lo único que soy), y a pesar de que aún ni siquiera toqué el tema con mis padrecitos, estoy seguro de que ellos en lo más profundo de sus almas lo saben y lo aceptan, y, en realidad, el resto del mundo no me importa demasiado.

IV

19/03/07… “Yo no soy muy dado a hablar por teléfono, ni a hablar demasiado por MSN. Por eso, no me veo a mi mismo en una relación a distancia, y las relaciones "en línea" simplemente me parecen estúpidas.”

Cosas que uno sabe desde chiquito que no lleva a la práctica cuando grande.

V

Síntesis-conclusión-y-moraleja: Cuando sea (más) grande seré como Oliviera: un tipo nómada, apátrida e indiferente que vive en Francia; pero gay orgulloso y seguro de sí mismo, sociólogo certificado, activista por los derechos de las minorías sexuales (o las multitudes queer), que no tiene relaciones a distancia porque sabe (por especulación y por experiencia) que siempre son causas perdidas.

2 comentarios:

Sandum dijo...

Creo que lo mejor de eso que comentas es cuando el cambio fue para mejor, o cuando percibes que realmente has evolucionado... No te parece? Saludos!

inespoe@gmail.com dijo...

Hola:

Pues ¿Por qué los quitaste? Yo te descubrí por casualidad. Cuàndo te gradúas, man.

Me encantan tus posts. Creo fervientemente que serás un sociólogo, posteador, gay orgulloso.

Saludos desde tu tierra encantada y cada vez más parecida a un pueblo de África.