Ya he hablado antes de que no me agrada mucho planear mi futuro. El problema, para mí, de los planes es que cuando me concentro mucho en uno, no pasa de ser más que eso. Creo que se debe a un malentendido y a la falta de comunicación eficaz entre mi consciente y mi inconsciente. Pero, en fin... Últimamente he pensado en lo que hare con mi vida (varios post de hace algunas semanas dan fe de ello) y no lo he podido evitar: tengo un plan...
Primero. Más que por amor, por obligación: comenzar (y terminar) la tesis, y graduarme. Hace dos semestres mi actitud ante la tesis era totalmente diferente, pero después de vacaciones obligadas (“paros” en la universidad), algunas desilusiones con profesores (por ejemplo, quien pensé que podría asesorarme me dejó embarcado como diez veces, así que asumí o que no quería asesorarme o que era demasiado irresponsable para hacerlo), algunas alteraciones en mis prioridades y muchas ganas de salir de esa universidad (y de mi casa y de la ciudad) y hacer algo diferente con mi vida, han hecho que las cosas cambien: la tesis ya no la veo como algo que quiero hacer, sino como algo que tengo que hacer si quiero graduarme; y es que después de más de cinco años metido en esa universidad, graduarme no es una “alternativa”.
Segundo. En este tiempo que me queda de estudiante y mantenido trabajaré en lo que pueda y ahorraré tanto como pueda para ir comprando divisas (ya he empezado). Una vez graduado, espero tener una cantidad suficientemente razonable como para irme de viaje. Pero no me quiero ir en un tour por Europa, ni quiero irme a quedar en hoteles bonitos y visitar edificios grandotes, museos ostentosos y discotecas estrafalarias (aunque podría estar incluido, pero de forma accesoria). Quiero irme con una mochilita en la espalda a conocer tierras inhóspitas (bueno, tampoco diría “inhóspitas”, pero algo por el estilo). De hoteles bonitos y edificaciones modernas podré tener después, pero por ahora quiero algo que incluya un poquito de aventura, puede que algunos mosquitos, una posadita humilde, y uno que otro paisaje natural que me deje sin habla a mí y a mi cámara. Siempre he querido ir, por ejemplo, al sur sur de América Latina (pasando por Chile, Uruguay, hasta la Patagonia, si se puede), pero todo depende de cuánto logre ahorrar de aquí a allá. Si no puedo salir del país, por lo menos, me iré a la Gran Sabana.
Tercero. Obviamente, al final, siempre habrá que volver. Pero una vez de vuelta, pienso vender mi carrito (en realidad, no es mío mío, pero ya que todos los demás tienen los suyos suyos, no creo que a mis padres les moleste que lo venda y me quede con el dinero) y con eso junto con lo que me pueda quedar (si es que algo me queda) de mi viaje mágico, me voy de aquí. Me gustaría irme fuera del país, pero como es mucho más difícil podría posponerlo y quedarme, pero en otra ciudad (Caracas o Margarita, quizá). Ya sé que, en general, no es fácil irse (y menos a otro país) así como así, pero: 1. Uno tiene derecho a soñar ¿no? y 2. Por mucho que no sea mi idea favorita, graduarme no me va a convertir inmediatamente en una persona independiente económicamente, así que quizá mis padrecitos se conduelan de mí y mis ideítas y me ayuden a escapar de aquí.
Variables posibles: En el punto primero no caben variables. Como dije, graduarme no es una opción después de haber pasado más de cinco años metido en esa universidad y esforzándome bastante por aprender (a veces más de lo que algunos profesores tenían que ofrecer). En cuanto al segundo punto, la variable está ya planteada: el destino del viaje es desconocido. También cabría la posibilidad (dependiendo del destino, sobretodo) de irme en mi carrito. E ir sólo o acompañado (creo que no me importaría demasiado ir solo, dada la naturaleza del viaje). En cuanto al punto tres, surgen más variables, y mucho más problemáticas: por ejemplo, si al volver de mi viajecito mágico consiguiera un trabajo aquí en Cumaná. Supongo que lo aceptaría porque no creo que disponga de mucho dinero para entonces, así que de esa forma podría permanecer un año más en Cumaná, siendo semi-mantenido, y ahorrar un poco más e irme con un mejor sustento asegurado. También está la variable novio: qué pasa si estoy con G aún (algo muy probable) o si tengo otro novio, no creo que él esté así tan dispuesto a dejarlo todo e irse (eso especialmente sí es para otro país).
Ok, creo que mi inconsciente comienza a confundirse. Quizá si todo esto llega a suceder, más que la realización de un plan(-sueño), será una suerte de gran déjà vu.