Los niveles de polarización en Venezuela han acarreado una situación en la que todo hecho, todo sucedo, toda situación o circunstancia por más trágica, verosímil o inverosímil que sea, se traduce en una propagando política a favor o en contra de Chávez (no de su gestión, por cierto, no de su gobierno, ni siquiera de su programa, sino que todo parece ir dirigido al hombre en cuestión). Hoy sucedió con el secuestro en Altagracia de Orituco, Estado Guarico: salió, por un lado, el Ministro de Interior y Justicia, Rodríguez Chacín, echándole la culpa a Globovisión (él, en realidad, se refirió a “los medios de comunicación”, sin embargo, deduzco que hablaba de Globovisión ya que fue el único canal que logro transmitir todo desde el lugar, y los demás canales ―VTV incluido― lo que hicieron fue retransmitir de la señal de ese medio); aunque no entendí bien como la culpa recae sobre uno o varios medios de comunicación en un suceso como éste, el Ministro dejo claro que iba a iniciar averiguaciones en contra de algunos medios, y enfatizo que la mano poderosa y hegemónica del Imperio estaba metida en toda esta cuestión; mientras que, por el otro lado, salió Leopoldo López, estandarte de la más importante “organización con fines políticos” de la oposición en la actualidad venezolana (como sabemos, Globovisión), reprochándole al ministro su comentario. Reproches, obviamente, bien aderezados con su respectiva carga política.
Pero la cosa no es esa nada más.
Más tarde, en los noticieros de Globovisión en sus diferentes turnos, el secuestro siempre siguió formando parte de los titulares más importantes, con la acotación en cada nota de que el mismo ha sido una muestra de “la descomposición social que se vive hoy en Venezuela. Una muestra de la inseguridad ciudadana a la que estamos expuestos todos los días los venezolanos, quienes hoy, como nunca, vivimos con miedo”. Y ciertamente la cosa en las calles está fea, da miedo salir a ciertas horas. Ciertamente a cada momento matan a unos, se roban carros, secuestran a otros, pero es evidente el tonito político del comentario y es lo que resulta desagradable. Molesta que en los noticieros “opositores” te muestren la pobreza de la gente como propaganda política, como “una razón más” para tumbar a Chávez o, en el mejor de los casos, para nunca más votar por él, para que la gente “se termine de desencantar”. La tragedia de la gente, esa que pasan con hambre y sin agua y a la que se le cayó su casita con la lluvia, esa es otra cosa, una cuestión social que poco parece importar en estos momentos. Y así, es triste que un secuestro en un pueblito de Guarico sea utilizado por gente del gobierno para alimentar la imaginación, la paranoia y las obsesiones conspiracionistas de un montón de gente que cree que hasta la gripe es culpa del Imperio(*).
(*) Lo de la gripe no es un “decir”. Mi profesor de Historia, un tipo que creo que es de descendencia chilena, buen profesor y bastante instruido, el otro día nos hablaba de una hipótesis que le habían comentado y que a él no le parecía ―nos dijo― “del todo descabellada”: la gripe esa que a tanta gente le esta dando últimamente es, según dijo, una arma biológica que ha mandado el Imperio. Umju…
Claro que el tema de las armas biológica no es un asunto descabellado en absoluto, es algo que esta ahí, en el mundo, y que probablemente este proliferando cada vez más; sin embargo, mi reacción no pudo ser más que una breve risita disimulada ante tal afirmación de un tipo a quien personalmente le tengo cierto respeto. Pero luego de un breve análisis, me puse a pensar: si la gripe no mata, sólo nos debilita, ¿será que el próximo paso será el ataque directo, armado, la famosa “guerra asimétrica”? ¿será que la estrategia es debilitarnos para que no podamos formar un “ejercito popular”? Pues quizá. Por lo menos, no es del todo descabellado ¿no?
2 comentarios:
Lo de la politzación de los medios es una cosa atroz, acá lamentablemente es imposible ver algo imparcial...que triste verdad?
sip... asi es... la cosa es impresionante... atroz, como dices... aunque la imparcialidad y la objetividad tambien es un poco utopica, la politización y polarización ya ha rayado en los extremos...
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